Se considera maltrato infantil-juvenil doméstico aquel que se produce dentro del hogar, tiene por víctimas a niños y adolescentes y lo perpetra alguna persona a cargo del chico, o que debería estarlo. Incluye básicamente cuatro tipos de situaciones: el daño físico, el daño psíquico o emocional y el abuso sexual.

Cada una tiene formas específicas de manifestación, pero lo que subyace en todas ellas son trastornos graves y crónicos en el funcionamiento familiar, que se transmiten de una generación a otra: entre el 20 y el 30 por ciento de los niños maltratados se convierten en adultos que maltratan.


Maltrato físico

Es el tipo de violencia más evidente y fácil de detectar. Se trata de las lesiones provocadas por cualquier motivo -incluyendo las reacciones a conductas indeseadas- por los padres, tutores o cuidadores de un niño. Pueden confundirse con lesiones accidentales, pero el ojo entrenado de un pediatra o docente sabe distinguirlas.

-El tiempo transcurrido entre el supuesto accidente y la consulta es prolongado, ocurriendo varias horas, días o semanas más tarde.

-La consulta se hace en horas de la noche o de la madrugada

Maltrato emocional

Es interesante destacar que es una de las formas más difíciles de diagnosticar de maltrato infantil. Por lo general, se la detecta cuando se asocia a otros cuadros severos de maltrato y, aún confirmada la sospecha, las intervenciones de los profesionales y/o del sistema legal se hacen de una manera más dubitativa. Es la consecuencia de la hostilidad verbal crónica en forma de burla, desprecio, crítica o amenaza de abandono y constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles.

Quien maltrata psíquicamente puede adoptar actitudes tales como humillar al niño frente a otros, privarlo de salidas y de su integración social, utilizando para ello desde la evitación hasta el encierro. Se puede ilustrar este tipo de maltrato diciendo que se golpea al hijo con actitudes, gestos y palabras, rechazando la individualidad del niño o del adolescente de manera tal que se impide su desarrollo psicosocial normal.

Abuso sexual

Es una de las formas más severas del maltrato infantil, consiste en la utilización de un menor para la satisfacción de los deseos sexuales de un adulto encargado de los cuidados del niño o de aquel en el cual éste confía.

Cualquier tipo de acercamiento sexual inadecuado que se produce entre menores de distintas etapas evolutivas y/o aplicando algún tipo de coerción (física o emocional), también se considera abuso sexual.




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